Del hormigón crudo al diseño sostenible

Cómo un material tan emblemático del siglo XX se transforma en una solución innovadora para el mobiliario urbano gracias al reciclaje de NFUs

Hormigón: el alma brutalista que transforma nuestras ciudades

La arquitectura brutalista, un estilo que divide opiniones por su audaz honestidad estética nació en la Europa de los años 50 como respuesta a la devastación de la Segunda Guerra Mundial. Frente a la escasez de recursos y la urgencia de reconstruir sociedades enteras, el brutalismo emergió como un manifiesto arquitectónico que priorizaba la funcionalidad y la economía. La piedra angular de este movimiento fue el bétonbrut —hormigón en bruto—, un material que encapsulaba la filosofía de simplicidad, durabilidad y utilidad. Sus superficies crudas, formas geométricas monumentales y ausencia de ornamentos no eran meros caprichos estéticos, sino una declaración de principios: construir con honestidad, dejando visibles los materiales que sustentaban las estructuras.

Con el tiempo, el brutalismo encontró un hogar natural en los espacios urbanos, moldeando edificios gubernamentales, escuelas, bloques de viviendas y mobiliario urbano. Estas intervenciones, aunque a menudo controvertidas, representaban una visión utópica de la arquitectura: hacer más con menos, utilizando los recursos disponibles para crear soluciones duraderas y accesibles.

Trofeos creados a medida con nuestro hormigón sostenible.

El brutalismo en los espacios urbanos: mobiliario que dialoga con la ciudad

El mobiliario urbano, esa parte esencial de nuestras ciudades que a menudo pasa desapercibida, se convirtió en un lienzo ideal para las ideas brutalistas. Bancos, papeleras, mesas y jardineras de hormigón se integraron perfectamente en paisajes urbanos que buscaban resistencia y funcionalidad.

El hormigón, por su versatilidad y durabilidad, se convirtió en el material predilecto para estas piezas. Su capacidad para resistir las inclemencias del tiempo, su bajo mantenimiento y su maleabilidad lo hicieron perfecto para proyectos innovadores. Además, sus formas geométricas y superficies rugosas encajaban con el espíritu brutalista, proporcionando piezas que no solo cumplían su función práctica, sino que también dialogaban visualmente con su entorno.

Más allá de su estética, el hormigón ha demostrado ser un material clave para el desarrollo urbano sostenible. Su larga vida útil y resistencia minimizan los costos asociados al mantenimiento, mientras que su maleabilidad permite crear diseños únicos y adaptados a las necesidades de cada ciudad.

En la búsqueda de soluciones más sostenibles, la empresa española RMD ha llevado el hormigón a un nuevo nivel con su innovador compuesto Neucrete, fabricado a partir de hormigón reciclado. Este avance, presentado en la Feria Internacional del Urbanismo y del Medioambiente (TECMA 2024), utiliza caucho reciclado de neumáticos fuera de uso(NFU) para sustituir parte de los áridos tradicionales del hormigón.

Imagen stand ferial de Neusus

El resultado es un material más ligero —hasta un 40 % menos que el hormigón convencional— y con propiedades mejoradas, como mayor aislamiento térmico y acústico. Además, su fabricación reduce significativamente la huella de carbono, ya que el menor peso disminuye los costos y el impacto del transporte.

Neucrete no solo cumple con los estándares de resistencia necesarios para su uso en mobiliario urbano, sino que ofrece una alternativa innovadora para la gestión de residuos. Un banco cúbico individual fabricado con este material, por ejemplo, puede incorporar hasta 50kilogramos de caucho reciclado, equivalente a nueve neumáticos desechados, contribuyendo a una economía circular que transforma los residuos en soluciones prácticas y estéticamente atractivas.

Según Iván Izquierdo, director dela marca Neusus Urban de RMD, esta tecnología no solo revaloriza los residuos, sino que también representa un avance significativo en la sostenibilidad urbana: "Mientras la sociedad siga produciendo residuos de neumáticos fuera de uso, tenemos que darles salida de una manera útil".

El desarrollo de materiales como Neucrete redefine el papel del hormigón en el mobiliario urbano, alineándolo con las necesidades contemporáneas de sostenibilidad y diseño. Este avance no solo reduce los impactos ambientales asociados a la producción de hormigón, sino que también abre nuevas posibilidades para la creación de espacios urbanos más eficientes, inclusivos y resilientes.

Así como el brutalismo surgió en respuesta a las crisis del siglo XX, el uso del hormigón reciclado puede ser la respuesta a los desafíos del siglo XXI. Este material, símbolo de funcionalidad y honestidad, continúa adaptándose y transformándose, demostrando que incluso lo más rígido puede evolucionar para construir un futuro más flexible y sostenible. No se podría imaginar Le Corbusier que, décadas después de su fallecimiento, el brutalismo adoptaría tantas vidas.